miércoles, 3 de septiembre de 2008

Una tarde como otra

Y aquí estoy.

Escribiendo sobre algo que todavía no sé... la intención quizás sea presentarme o presentar la página.
Hacerme a la idea de la creación de un blog de artículos, que acabará mostrando mi opinión y actualizado cada tanto.

Muchas veces me he preguntado, más que a mí misma, a mi mente, aquella compañera traicionera que unos días parece que sus engranajes han quedado obsoletos, atascados, oxidados... ¿Por qué escribo?

Y me responde: "Porque sientes ese impulso, porque quieres, porque lo deseas, porque te es agradable... porque yo, caprichosa, deseo que plasmes tus ideas y pensamientos"

No satisfecha por aquella respuesta abstracta y carente de sentido para mí, repetí: "¿Por qué deseo escribir, por qué tú deseas que escriba?"

Mi alta zona, cansada, intentó saciar mi curiosidad: "Gisela, cuando tus manos teclean palabras, cuando gracias a un bolígrafo se deslizan sobre un papel, dejando escapar todas aquellos pensamientos en el exterior, todas aquellas maravillosas palabras, oraciones, versos y prosa... ¿Qué sientes?... Liberación, placer de que algo tan bello pueda salir de ti, orgullo de saber expresar tus sentimientos y emociones. Gisela, eres capaz de algo que muy pocos pueden lograr... escribir. Y digo escribir, porque para mí, querida, significa plasmar todo aquello que pasa por mí en imagenes e ideas, y saber expresar todo eso sin margen de error, tal cual lo siento, es maravilloso, además de una gran proeza."

Fascinada de aquella respuesta, me dí cuenta que exactamente era así como Ella lo decía...
Y desde aquel momento, procuro saborear cada momento en el que, como un grifo, mis manos dejan fluir una corriente que lleva siempre algo de mi.

Aprovecho de mis pequeños momentos de intimidad con mis pequeñas amigas las letras.