viernes, 10 de abril de 2009

Quiero...

Quería ser periodista, desde que empecé a escribir, pero no sentía ningún tipo de apego a la televisión ni a la radio, amaba escribir, la prensa era lo que me atraía.

Hace uno o dos meses sufrí un vacío existencial debido a la nota tan inverosímil que piden para periodismo y comunicación audiovisual (doble licenciatura, 8.12), de este modo me replanteé mi futuro y mis estudios. La carrera de periodismo, así, sola, a secas, no me interesa, es poco para mí: pocas salidas profesionales, poca formación, poco estímulo… y mucha competitividad e inestabilidad.

Así, tras depresiones y un “no saber para donde mirar”, me decidí por estudiar Biblioteconomía y documentación, ¡ale!, porque me gusta trabajar con información, ordenarla y manejarla.

De este modo visualicé mi futura carrera profesional de escritora por este nuevo rumbo, la verdad es que esta carrera no me va a conseguir renombre, ni fama dentro de la literatura, pero eso lo voy a alcanzar yo, con mi esfuerzo e insistencia. Tenacidad es lo que se necesita.

Y otra cosa que hoy, hace unos minutos, he sentido. He pensado en Espronceda, y en la admiración que le profeso, como un sentimiento increíble y poderoso me recorre todo el cuerpo cuando leo su “Canción del pirata”, cuando pienso en su persona, la libertad que él defendía, ¡era un hombre libertino!¡Le adoro!

He dedicado tiempo a reflexionar en lo maravilloso que es, que un hombre que vivió hace dos siglos y escribió tales canciones, se pueda comunicar tan bien con mi espíritu (él… no lo sé, pero sus escritos sí). ¡Es el teléfono “intertemporal”! Es como si estuviese hablando con él, compartiendo sus ideales, conmoviéndome y respondiendo a sus palabras. Me hace sentir melancólica…

Podría también comentar casos parecidos con más autores, y otras corrientes literarias, pero Espronceda es, sin duda, el ejemplo más destacado.

Así, pensando en esta comunicación tan especial, he vuelto mi mirada a mis escritos y los sentimientos que ellos llevan enganchados. He hecho una vista rápida a mis recopilaciones de poemas, a mis libros empezados (nunca terminados), he releído mis descripciones, mis artículos de opinión, y reflexionando me he levantado de mi taburete y paseado hasta mi terraza, allí he pensado posibles argumentos para futuras novelas, he repasado sentimientos de los cuales podrían salir magníficos poemas, canciones al alma… y observando mi pequeña y familiar calle, las lágrimas han querido brotar desconsoladamente de mis ojos. Porque, realmente, amo escribir, amor leer, amo aprender, y mi sueño supremo es ser escritora de categoría, de calidad, original y única. Quiero poder llevar todas mis ideas al papel y que todo el mundo las pueda conocer.

Que de verdad, amo las letras, las amo, las amo las amo las amo! ¡LAS AMO! Y dedicaré mi vida a ellas. De eso, no me cabe la menor duda…


Escribe: Una llorosa y conmovida amateur de este mundo tan bonito que es la literatura.


¡LAS AMO!

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