La gente dice...
PUES QUE SE CALLE.
La gente dice que hay que hacer tu vida, crearla a tu antojo y tomar tus decisiones. Y eso, es catastrófico.
Habla una dependiente de la sociedad, una hormiguita trabajadora que sin el hormiguero en su totalidad no es nada.
Me decían: - Haz tu vida y no te vuelques tanto, que nadie es de fiar.
Y yo hacía oídos sordos, y los hago.
Pero ahora me veo sola.
Si no comparto toda mi vida con alguien, no soy nadie. Pero si lo hago, esa vida se esfuma, por aquello de los derechos humanos y que la esclavitud está prohibida. Que bonito sería comprar a alguien y obligarle a permanecer siempre a tu lado.
¡OH! ¡DIOS MÍO! ¡Que idea tan poco políticamente correcta!
Pues ¿Sabéis? Yo entera soy poco correcta: politicamente, socialmente y humanamente.
Y ahora que no paso todo el día con él, que no puedo llamarle cada diez minutos de soledad, me replanteo las cosas.
Y tengo pánico.
Pánico a perderle a él, pánico a perderte a tí mi querida artista, y pánico de quedarme en un claro de un bosque con lobos aullando en las inmediaciones...
Y todo esto ¿a qué ha venido? a una entrada tuya. Ha sido duro leer, no, más que leer, sentir una desolación tan grande, una frialdad tan enorme. Y quizá me equivoque, pero me ha dado miedo.
Espero que en algún momento leas esto, ya que todo en un comentario no me cabía.
Más que un post, es una carta.
Sabes que te adoro, ¿verdad?
jueves, 15 de octubre de 2009
lunes, 5 de octubre de 2009
El comienzo de mi futuro
Atentando con mi silenciosa y personal promesa de no volver a escribir nada íntimo (excluyendo, claramente, literatura) en este blog, me adentro a desahogarme a un público inexistente.
Tras un infierno bastante terrenal, denominado por el pueblo como "Selectividad", que ya no tanto los éxamenes como la preparación, me tuve que enfrentar a una gran indecisión que era de suma importancia: "Y ahora ¿qué?"
No hay ninguna carrera cuyo futuro sea específicamente el de escritora. Así que, tras muchas angustias, lloros y gritos mi elección se posó en el grado de Publicidad y Relaciones Públicas.
¿Realmente? No me convencía, ni me convence.
Soy una persona tirando a solitaria, que prefiere encerrarse en casa con un buen libro que socializar. Eso de ser el líder de la manada nunca fue lo mío. Un trabajo tranquilo, individual, acogedor, elaborado...
Mi mejor amigo... el ordenador.
Pero, por ironía del destino, he acabado cursando primero de una carrera totalmente grupal, cara al público y de competencia máxima...
He salido por mi propio pie de mi hábitat y me metido a la boca del lobo.
Estos estudios, esta carrera, no me supone un reto a superar. No me supone un estímulo.
Es una gran losa caída del cielo sobre mi espíritu emprendedor.
Y... ¿Ahora qué?
Tras un infierno bastante terrenal, denominado por el pueblo como "Selectividad", que ya no tanto los éxamenes como la preparación, me tuve que enfrentar a una gran indecisión que era de suma importancia: "Y ahora ¿qué?"
No hay ninguna carrera cuyo futuro sea específicamente el de escritora. Así que, tras muchas angustias, lloros y gritos mi elección se posó en el grado de Publicidad y Relaciones Públicas.
¿Realmente? No me convencía, ni me convence.
Soy una persona tirando a solitaria, que prefiere encerrarse en casa con un buen libro que socializar. Eso de ser el líder de la manada nunca fue lo mío. Un trabajo tranquilo, individual, acogedor, elaborado...
Mi mejor amigo... el ordenador.
Pero, por ironía del destino, he acabado cursando primero de una carrera totalmente grupal, cara al público y de competencia máxima...
He salido por mi propio pie de mi hábitat y me metido a la boca del lobo.
Estos estudios, esta carrera, no me supone un reto a superar. No me supone un estímulo.
Es una gran losa caída del cielo sobre mi espíritu emprendedor.
Y... ¿Ahora qué?
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