LA SANGRÍA: SOLO VINO TINTO Y CON FRUTAS. ¡NO A LOS TOROS!

¡Qué gran arte! Aquel de hacer agonizar a un animal, mutilarle y mirar desde lo alto como se desangra y muere a tus pies.

Pobre torero cuando lo pilla el toro, que valiente por enfrentarse a la bestia; ese pobre animal que ha nacido para morir, que no tiene escapatoria, que su destino está grabado en su piel nada más nacer. El héroe acompañado de su séquito que si es rozado o dañado será rescatado rápidamente, realmente no hay riesgo. Estupidez humana de encerrarse en una plaza frente a las armas de la naturaleza, suicidas camuflados en un traje de luces.

¿No es acrónimo la brutalidad y la modernidad? ¿No eran los antiguos bárbaros tan criticados por utilizar su fuerza y no su cabeza? Y dicen de nosotros que somos una sociedad progresista. Cual César en su estrado, nos deleitamos con la sangre en la arena. Con enfrentamientos injustos, encerrando en una celda oscura toda la noche al condenado para que incremente el miedo, al que merman sus armas lijando sus cuernos. Así, cuando sale a la plaza, parece un animal feroz pero realmente está asustado.

¿Por qué es horrible abandonar un perrito o un gatito? ¿por qué eres un animal cuando pegas a una mascota y no cuando el torero acribilla al toro? ¿Qué sentido tiene que nuestros padres nos eduquen con valores antagónicos a la violencia para que, finalmente seamos espectadores de tales sacrificios?

La frustración humana la canalizamos pegando a las criaturas más débiles que tenemos cerca, unas veces son las mascotas; otras veces los machistas, creyendo que su mujer es un objeto, graban sus fracasos en la piel de sus mujeres, otras veces son los niños los que sufren. Nada de esto está justificado y ahora se debate si preservar esta estúpida tradición. Y sabemos perfectamente porque sigue viva: el dinero.

Pero de qué nos alarmamos, si algunos pueblos de nuestro país inician sus festejos lanzando cabras desde lo alto del campanario. Si las peleas de gallos están a la orden del día y hacemos correr a galgos solo por apuestas, matándolos si no cubren las expectativas.

¡Vaya humanidad más animal!

Son muchos los titulares que han salido en las últimas semanas y muchas las controversias que se han generado entorno al tema. Pero una única respuesta civilizada: NO A LOS TOROS.

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