Toda historia tiene una división entre el bien y el mal, los bandos están marcados y enemistados. La mayoría de la gente que conozco cuando terminaba de leer un libro, oír un cuento, ver una peli…, acaba alabando al “bueno de la historia”, que misteriosamente, tras una serie de milagros y casualidades, salía victorioso del enfrentamiento final con el malo malísimo.
Bien pues yo era (y soy, que conste) la que la mayoría de las veces estaba a favor de aquel malo malísimo, y es que ¡No hay derecho! ¡¡¡Encima de salvar el mundo, atrapar al malvado, quedarse con la chica, ridiculizan al que les ha dado tanto juego como para que pudieran ser héroes!!! ¡¿Dónde estaría Peter Pan sin su capitán Garfio!? Y ¡dónde Harry Potter, sin el cruel Voldermort! Bueno ya ni hablemos de Frodo Bolsón sin nuestro querido ojo flotante… el Señor Oscuro.
Se podría enumerar sin parar héroes, convertidos en leyendas por nuestros malvados personajes poco agraciados (porque es verdad, a los malos, pobrecitos míos los ponen horribles, y por el contrario los buenos son míster universo… si es que así… ¡¿cómo pretenden ganarse aliados?! ¡Si el guaperas de turno se lleva a la mitad de la población (mujeres enteramente…)!)
Personajes de cómics, que más tarde se han llevado a la gran pantalla y por consiguiente a la caja tonta, cuentos de Disney, leyendas romanas, griegas, las pelis de James Bond y un larguísimo etcétera corroboran la deficiente situación de mis adorables malos de las historias.
ELLOS son los que tienen una mente privilegiada, ¡ELLOS son los científicos locos! (que por muy locos que sean ¡¡son ellos los que se han sacado la carrera!! Y no el Hércules de turno), ¡son ellos los cerebros maléficos y maquiavélicos que tienen tantísima creatividad para montar los “cipostios” que montan, y las amenazas a la humanidad! Pero claro, por muy perfecto que sea su plan, por muchísimos aliados que tengan, y aunque todo lo tengan súper estudiado y analizado, repasado al detalle, siempre está el listo de turno con sus amiguitos, estudiando los pasos de nuestro verdadero genio y buscando el pequeño e insignificante fallo de su magnífico plan… porque claro… primero miran el desastre y a partir de eso reaccionan… ¡QUE SE HAGAN UN MARAVILLOSO PLAN ELLOS PRIMERO! Y no esperen a descubrir los planes del malo de turno! Leñe, si es que no hay derecho.
Y ¿por qué no los integrantes del bando negro (que esa es otra, ¿por qué el negro tiene que simbolizar el mal? Con lo bonito que es, y que el mundo no reconozca su belleza…, pero ale, así mejor, mis preferidos se quedan con el magnífico color) se quedan con la hembra, mujer, fémina, doncella, o semejante? Porque son feos ¿eeeehhh? ¿No se decía aquello de que la belleza está en el interior? Pues a ver, cineastas, escritores, y creadores de cómics si nos aplicamos el cuento, porque señores, ¡los malos también merecen una oportunidad en la vida sentimental! Me parece indignante… ¡lo que habría dado yo por ser la esposa estrafalaria de cualquier malo malísimo poderosísimo!
Bueno, dejando mi exaltación anterior, vayamos a un hecho que siempre se repite y me tiene intrigada: en la mayoría de las ocasiones (por no decir en todas) en el desenlace del conflicto, cuando ya están todas las cartas jugadas y los bandos se enfrentan cara a cara, el malvado tiene todo bajo control, un ejército, tropa, bestias, fantasmas, maquinaria o lo que demonios se le haya ocurrido para atacar a este mundo, mientras que el anticipado héroe (porque siempre se sabe quién es el que va a salvar el pueblo, ciudad, comarca, estado, continente o Tierra) se presenta en el lugar del conflicto con únicamente su persona y unos cuantos amigos que ni siquiera saben cómo se coge un arma (vale, bueno, de acuerdo, esa es una situación muy extrema, pero no dudéis que se han dado casos) . Entonces el presidente, (que también pobres estadounidenses, todas las tragedias les ocurren a ellos cuando no se trata de un mundo inventado…), la Casa Blanca, la CIA, el FBI, y la policía local se encuentra en ascuas esperando el golpe final, el maestro, porque claro su ejército ha sido destruido o no tiene ninguna posibilidad, recuerden amigos, ¡¡EL GRAN EJÉRCITO DE EEUU NO TENÍA POSIBILIDADES!!.
Bueno, pues tras toda esta extensa descripción de la situación, los héroes entran en acción, llevando a cabo arriesgadas estrategias individuales, y con todo el protagonismo apoyado en el personaje principal, “nuestro” héroe. Y qué casualidad, que grandísima suerte, por milagro, alineación de los planetas y estrellas y bendiciones de todos los dioses existentes y aún por existir, alguna autentica gilipollez (si se me permite la expresión, pues no encuentro otra que lo defina con más precisión) que se le ocurre al Míster en el último momento (o en su defecto con la aparición de magníficos aliados), resulta que acaba con mi querido malo malísimo… Entonces es cuando yo, indignada, frustrada y por supuesto acalorada reclamo justicia.
Pero así es la ficción, el malo siempre pierde… se ve derrotado. De este modo pido a los cielos y a esos planetas que se alinean a favor del Míster, que los malos terrenales, verdaderos, de carne y hueso sean vencidos tan rotundamente como en la fantasía… porque con ellos, sí que no me alío.
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Desde aquí ánimo a mis adorables, queridísimos malos "malosos" sobre todo a este pedazo de personaje:
No se merece tales descripciones de su excesiva fealdad en la novela...